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"Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios." Romanos 10:17.
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TESTIMONIO DE UN HERMANO

El 2 de Junio, 2012, hubo una noticia que produjo consternación en el corazón de muchos. Un joven piloto llamado Jay y su esposa Katrina volvían en un vuelo después de dejar a una enfermera en Chavuma, Zambia. Fue la primera vez que Katrina había dejado a sus dos hijas de 3 años y un año y medio para acompañar a su esposo. No se sabe qué pasó pero el avión se precipitó a las aguas del Río Zambezi y los dos perdieron su vida. Hay detalles en inglés en el Internet si los deseara consultar: http://www.chitokoloki.com . La meditación de hoy no pretende enfocar su atención sobre el accidente, sino transcribimos el testimonio de Lance Erickson, su hermano sanguíneo y espiritual.

“Bienaventurados de aquí en adelante los muertos que mueren en el Señor. Sí, dice el Espíritu, descansarán de sus trabajos, porque sus obras con ellos siguen”. Apocalipsis 14:13.

Saludos a nuestros amigos este 8 de junio 2012. Esta ha sido una semana de dolor intenso, junto con un tremendo orgullo y alegría agridulce. En cuanto salí del avión después de tomar una lección de vuelo el día sábado, recibí una llamada de mi padre para decirme que mi hermano Jay y su esposa Katrina habían muerto en un accidente aéreo. Jay y Katrina estaban muy cercanos a nosotros. Jay y yo pasamos los últimos seis años juntos en la escuela preparándonos para prestar servicio como pilotos misioneros. Al principio él vivió en nuestra casa y después nosotros vivíamos en la casa suya.

Al comienzo del año 2012, Jay y Katrina empezaron a servir al Señor junto a los hermanos en el hospital de la misión Chitokoloki en Zambia. El accidente ha sido noticia internacional y alrededor de mil quinientas personas se reunieron en el funeral el 7 de Junio en Zambia. Mi hermano y cuñada llegaron a ser el séptimo y el octavo de la familia Erickson para ser enterrados en África mientras servían como misioneros. El presidente de Zambia declaró dos días de luto nacional en su honor. Todas las banderas ondeaban a media asta y todos los programas de entretenimiento fueron cancelados. La música transmitida en televisión y radio tenía que ser suave y en algunos casos, eran himnos de la fe cristiana. Fue un honor apropiado para ellos, pero nada comparado con la recompensa que están recibiendo desde el Todopoderoso Creador del cielo y la tierra.

Mientras yo reflexionaba en medio de muchas lágrimas sobre la vida de mi hermano y la muerte y de los muchos testimonios que se han dado de su vida, veo una y otra vez lo que siempre he sabido; Jay creía la Palabra de Dios y respaldaba esta creencia con actos, sin importarle el costo. Creía no sólo la parte buena, que somos salvos por gracia mediante la fe en Cristo, sino creía la parte más difícil, que el hombre no existe para su propia gloria, sino para glorificar a Dios. Creía que el mandamiento mayor que dice: “amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente” Mateo 22:37. Creía que de verdad todos los mandamientos pueden resumirse en esto: “ama a tu prójimo como a ti mismo” v.39. El gran sacrificio de Jay y Katrina no era el de morir en el campo misionero. Esto fue un terrible accidente. Su sacrificio, y esto sólo por la gracia de Dios, fue en cada oportunidad de la vida decía “la preeminencia de Dios es más importante que lo nuestro”; “ayudar a los necesitados es más importante que nuestra comodidad”; “el papel que podemos desempeñar en el alivio del sufrimiento es más importante que nuestra seguridad de hogar y nuestra familia”; “la necesidad de la gente de conocer a Dios es mayor que nuestra necesidad de una pensión, de ser aceptados, de tener un pasatiempo, de tener seguridad en cuanto al futuro.” Eran pacientes, amables, generosos, y de constancia en su cometido. No era la eficacia de su trabajo misionero en el África que haya hecho que la noticia de su muerte fuera tan importante para muchas personas. Antes bien, las prioridades por las cuales vivían dejaron impresionado al mundo.

Así es que con un dolor intenso digo adiós a mi hermano y a Katrina pero sin remordimientos y sin ningún “ojalá que pudiera…” Dios les dio la gracia de ver claramente la verdad y vivir por ella. Murieron juntos, en el lugar donde querían estar, haciendo lo que amaban para Él a quien amaban. Estaban volando juntos hacía la puesta del sol y en otro momento estaban con Aquel para cuya gloria habían vivido, con Él que los ama más que yo. Pasaron sus vidas en lo que más importa.

Dios, por tu gracia, vamos a hacer lo mismo. Firma, Lance Erickson, hermano, esposo, padre, volando camino a Bolivia como piloto misionero con SAMAIR –Trad. M.E.Ronald / daj.

Fuente: http://www.pdvida.com/2012/06/testimonio-de-un-hermano/

Biblia Hablada Completa

Nuestros más cordiales saludos para todos, en esta oportunidad estamos compartiendo con Uds.  un video con instrucciones de cómo escuchar la Palabra de Dios online y como descargar los archivos en formato mp3 a su computadora. Está sección (la Biblia  Hablada) ya lleva un tiempo en nuestro blog, pero publicamos este video con el ánimo de incentivar a nuestros visitantes a seguir aprendiendo de las Sagradas Escrituras y de nuestro Señor Jesucristo, también con el motivo de que puedan compartir este valioso material con otras personas para que puedan oír la Santa Biblia.

Sin más palabras, les invitamos a ver el siguiente video y a compartirlo con quienes gusten.

"Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios." 

Romanos 10:17 (Reina-Valera 1960)


¿Cuál es el propósito de la vida?


¿Cuál es el propósito de la vida?  ¿Te has hecho alguna vez esa pregunta?


El despertador suena demasiado temprano en la mañana. Cuando finalmente te levantas tambaleando de la cama, calculando los minutos que te quedan para alistarte para ir al trabajo o a la escuela, corres a la cocina, todavía peinándote, agarras tu almuerzo del refrigerador y tal vez, si tienes tiempo, tomas un pedazo de pan para desayunar. Luego sales corriendo por la puerta, casi sin aliento. Tu mente está totalmente ocupada durante todo el día. Regresas a casa y cenas rápidamente porque tiene una cita por la tarde, una reunión en la noche en el club, o tienes que estudiar. Estás tan agotado en el momento en que tu cuerpo hace contacto con el colchón que no tienes la energía para reflexionar sobre el día. Y ya casi estás a punto de repetir el mismo proceso de nuevo en unas pocas horas. "Entonces"-te preguntas-"¿de qué se trata la vida?" La Biblia nos dice, "Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que aparece por un poco tiempo y luego se desvanece" (Santiago, capítulo 4: verso 14).

Mi infancia

Soy la segunda de cinco hijos. Crecí en un hogar donde me sentía protegida y no dudaba de que me amaran. Vivíamos en las afueras de la ciudad, en el campo, donde experimentamos la libertad de correr y jugar. Asistir a la escuela dominical y otros servicios semanales de la iglesia, así como leer la Biblia como una familia cada noche, era una rutina en mi infancia. Yo disfrutaba de aprender las historias de la Biblia en la escuela dominical, pero no necesariamente esperaba con ansias la predicación del Evangelio los domingos en la noche porque me hacía sentir incómoda. El predicador leía la Biblia que "todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios" (Romanos 3: versículo 23). Sin embargo, el amor de Dios siempre estaba incluido en el mensaje a través de versículos como Romanos capítulo 5 versículo 8: "Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros." A menudo, lo trataba de compartir el mensaje con mis amigos en la escuela, pero el problema era que yo misma no habían aceptado el mensaje para mí.
Vivíamos a unos 5 km de un pequeño pueblo de pescadores donde fuimos a la escuela. Cuando yo estudiaba en tercer grado, mis padres decidieron tener una reunión semanal que llamaban "Una hora bíblica con los niños". A pesar de oír acerca de mi pecado y del remedio de Dios por el pecado, yo continuaba pensando que tan solo era una niña y que mis pecados no eran realmente tan malos. Sin embargo, cuando tenía como 8 años, mi bisabuelo murió. Mientras estaba parada mirándolo en el ataúd, me di cuenta de que él estaba en el cielo pero que yo no estaba lista para encontrarme con Dios. Eso me molestaba por un tiempo y luego lo olvidaba. Que "traté" por mi misma de dejar de pecar, pero no funcionó.

A un paso de la muerte

Una tarde de otoño, el autobús escolar se dirigía a una parada para que  mis dos hermanas y yo nos bajáramos en la intersección cerca de nuestra casa. Estábamos de pie en la gradas del bus, y la menor de nosotras estaba a punto de bajarse cuando el conductor del autobús cerró fuerte y repentinamente la puerta, haciendo que nos fuéramos hacia atrás y cayéramos  una encima de la otra. El conductor  había visto a tiempo lo que nosotras no vimos. Un granjero del lugar no se había dado cuenta el bus se había detenido, así que, para evitar chocar con su pick-up en la parte trasera del bus, hizo un giro rápido por la cuneta, acercándose a gran velocidad justo a un  lado del bus, al lado de la puerta. El impacto fue terrible  ya que  el hombre se saltó del camión con sangre corriendo por su rostro, en su barba, y en sus manos. Nos fuimos a casa a llorando porque sabías lo que nos pudo haber pasado. Dios me estaba recordando que yo estaba a un paso de la muerte.

El temor de no estar preparada

La noche del domingo, 11 de septiembre de 1988, cuando regresábamos a casa de la reunión de la noche, yo iba escuchando la conversación de mis padres en el asiento delantero. Al parecer, en el periódico local había fechas prediciendo el regreso del Señor Jesús para llevarse a los cristianos (aquellos que ya tienen sus pecados perdonados). Mis padres siempre nos enseñaron que la Biblia dice que el Señor Jesús regresaría cuando menos lo esperábamos y que ni siquiera los ángeles saben la fecha de su egreso. ¡Yo estaba asustada! Por lo tanto, les pregunté si lo que decía el periódico era cierto. Ellos me aseguraron que "a la hora que no pensáis, el Hijo del Hombre (Jesús) vendrá"  (Lucas capítulo 12: versículo 40). Sin embargo, eso me hizo pensar más seriamente en que debía estar  preparada para encontrarse con Dios.
Yo tenía 12 años y todavía pensaba que había otros que eran más pecadores que yo, pero yo no quería quedarme en la tierra cuando Jesús regresara por mis padres y mi hermana mayor, quienes ya tenían sus pecados perdonados y estaban listos para encontrarse con Dios. Esa noche me quedé hasta tarde leyendo los versos de la Biblia y tratados sobre el regalo gratuito de la salvación de Dios , pero yo todavía estaba tratando de hacer algo para que Dios me dijera: "Bien hecho, puedes entrar al cielo porque te lo has ganado". Finalmente me quedé dormida, habiendo  intentado muchas veces  ganarme el cielo.

Por lo general, solía ser un madrugadora, pero curiosamente, al día siguiente me levante tarde. Encontré a mi mamá peinando a mi hermana Jeannette (la tercera hija), quien era tres años menor que yo. Jeanette tenía una gran sonrisa y me dijo que la noche anterior había aceptado el regalo de Dios para el perdón de sus pecados. Yo me alegré y le pregunté: "¿De verdad?". Después me puse a llorar: ella tenía lo que yo había estado tratando de obtener. Ella estaba lista y yo no. "¿Y si el Señor Jesús viniera hoy?" - pensé -"ella se iría también".

Finalmente encontrar el propósito

Ese día, yo no fui a la escuela sino que me puse a  leer la Biblia. Alrededor de las 11 a.m. leí la última parte de Romanos capítulo 5, el versículo 6: "Cristo murió por los impíos". Por primera vez en mi vida me vi como una pecadora impía, que merecía sufrir en el lago de fuego para siempre a causa de mis propios pecados. Me puse de rodillas y le rogué a Dios que me perdonara mis pecados  y le di gracias por enviar a Jesús a pagar, con su sangre,  la cuenta por mis pecados . Al día siguiente, cuando fui a la escuela, mi profesor de 7 º grado me preguntó si me sentía mejor (Él pensaba que el día anterior  yo había estado enferma).¡Él no sabía cuán mejor realmente me sentía!

Jeanette y yo pasamos semanas alabando a Dios, cantando y escribiendo canciones nuevas.Ambas teníamos un gozo que no habíamos tenido antes.

¿Quieres tener la paz que ahora disfruto?

Dios también te está esperando a ti. Él quiere darte la paz y el propósito que yo he encontrado. ¿Le pedirás que te perdone tus pecados pasado, presentes y futuros, para disfrutar de una vida nueva con propósito?

La Biblia dice: "Y el que viene a mí, yo no le echo fuera" (Juan capítulo 6, versículo 37).

Emily McCandless
Apartado 91, Santa Ana, El Salvador
emily@saved.com