
Muchas veces hemos contemplado el ir y venir de un pájaro revoloteando en el interior de una jaula. La mayoría de ellos cantan melodiosos trinos, lamentados por su libertad perdida.
De entre todos los seres vivos, quienes todos aman la libertad, el hombre es el más esclavo. No vamos a entrar en los aspectos sociales ni filosóficos, sino llana y escuetamente a su condición y estado ante Dios.
Desde que el hombre cayó, despúes de su creación, en pecado de desobediencia a Dios, su Creador, vino a ser un esclavo, sujeto a la cautividad del diablo. Así lo dice la Palabra de Dios: "Que se arrepientan para conocer la verdad, y se zafen del lazo del diablo, en que están cautivos a la voluntad de él" (2 Timoteo 2:25-26). Y en otro lugar: "Sois escalvos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para la muerte, sea de la obediencia para la justicia" (Romanos 6:16). Y Pedro, al hablar de aquellos que viven en el engaño de este mundo, dice: "Prometen la libertad, mientras ellos son esclavos de la corrupción; puesto que somos esclavos de aquel que nos ha dominado"(2 Pedro 2:19). Y el mismo Señor Jesús dijo a los judíos quienes se tenían por libres, "Todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado...así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres" (Juan 8:34-36)