Los Necios

A nadie le gusta ser llamado necio; y en la Biblia hay una prohibición contra el uso de tal epíteto (Mateo 5:22). Pero si Dios en su Palabra lo emplea, podemos estar bien seguros que está bien empleado. Y efectivamente hallamos que lo emplea con diferentes clases de personas. Consideramos algunas de estas.

1. EL NECIO ATEO

En los Salmos 14 y 53 hallamos estas palabras: "Dice el necio en su corazón: No hay Dios." Si un hombre profesa no creer en la existencia de Dios, la Biblia lo llama necio; y la razón dada es esta: "Por que las cosas invisibles de Él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa." (Romanos 1:20). El argumento bíblico es que "los cielos cuentan la gloria de Dios y el firmamento anuncia la obra de sus manos" (Salmo 19:1), y que todas las cosas creadas revelan su omnipotencia y sabiduría infinita. Cada forma de vida animal yvegetal presenta la evidencia de la sabi-
duría divina de su gran Diseñador en los detalles más minuciosos de su construcción los maravillosos mecanismos provistos para su preservación y reproducción, la infinita variedad de hermosura y color- todo lo cual está calculado a excitar la admiración de seres humanos inteligentes. Toda persona pensadora, en presencia de estas múltiples maravillas debe sentirse obligada a detenerse a hacer la pregunta: ¿Cuál era la Mente inteligente e ingeniosa que ideó todo eso y lo creo? Porque no sería nada científico suponer que todo ello se originó por pura casualidad. Las cosas no suceden así solamente.




2. EL NECIO MATERIALISTA

La Biblia habla también del necio que vive solamente para las cosas materiales y no tiene aprecio de los espiritual. Nuestro Señor habla de uno tal en una breve parábola que dice que cierto hombre habiendo sido prosperado con grandes cosechas, decidió derribar sus bodegas y edificarlas mayores, depositando allí todos sus bienes y diciendo a su alma: " Alma, tienes muchos bienes almacenados. Repósate, come, bebe regocíjate." Pero Dios le dijo: "Necio, está noche vienen a pedir tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será?" (Lucas 12:16-21). Si un hombre vive tan sólo para las cosas de este mundo y se imagina que con tales cosas puede alimentar su alma, Dios a tal hombre le llama necio.

3. EL NECIO ALEGRE


Hay también el tipo de persona que nunca quiere pensar seriamente en cuanto a nada. Todo lo quiere volver en chiste y chacota, y se ríe de su propia locura. Para todos es el buen compañero, muy aceptable en si círculo de amistades, porque está siempre dispuesto a irradiar alegría. Pero la Biblia dice esto: "Mejor es oír la reprensión del sabio que la canción de los necios. Por que la risa del necio es como el estrépito de los espinos debajo de la olla. Y también esto es vanidad." (Eclesiastés 7:5). El estrépito de los espinos es momentáneo y no es otra cosa que el anuncio de su propia destrucción Así también es la risa de aquellos que nunca se detienen a pensar en Dios o el bienestar y destino de sus almas. Tales necios aún se atreven a mofarse del pecado. (Proverbios 14:9).

4. EL NECIO RELIGIOSO

No todos los necios son ateos, ni materialistas, ni frívolos. También los hay del tipo religioso. Nuestro Señor habla de los tales en su sermón del Monte. Hablando de gente religiosa, y advirtiendo de los falsos cristianos (Mateo 7:15:23), procede a contar de dos clases de edificadores: del hombre sabio que edificó su casa sobre la roca y del hombre necio que edificó sobre la arena. (Versículos 24-27). La persona que edifica sobre la enseñanza de Cristo es semejante al hombre sabio que edificó sobre la roca; pero todos los que edifican su fe religiosa sobre enseñanzas meramente humanas son como el necio que edificó sobre la arena. Y el hecho triste es que en el día de hoy la inmensa mayoría de los cristianos profesantes no están edificando sobre el fundamento seguro, que es la Roca de los Siglos. Nunca han creído la palabra de Cristo acerca de la necesidad de "nacer de nuevo" (Juan capítulo 3) y nunca han entrado por la "puerta estrecha" de la conversión espiritual, o andado por el "camino angosto" que lleva a la vida. (Mateo 7:13-14). Han entrado mas bien por la puerta ancha de la falsa profesión religiosa, y el resultado será que un día Cristo les dirá: "Nunca os conocí; apartaos de Mí, hacedores de maldad" (versículos 23 y 23).
Pero gracias a Dios, hay un remedio para toda clase de necedad humana, y ese remedio se halla en la Cruz de Cristo. El apóstol Pablo dice lo siguiente: "Nosotros también éramos necios en otro tiempo... Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, mas por su misericordia nos salvó." (Tito 3:3-5). La bondad y el amor de Dios se manifestaron en el hecho de enviar él a su Hijo al mundo para que vivamos por el. Pero esto contempla la necesidad de que Él fuera a la Cruz para expiar nuestros pecados y así hacer posible la salvación mediante la fe en él. Y el pecador que mira por la fe al Salvador crucificado no podrá jamás volver a ser necio. Porque la cruz de Cristo es la declaración de lo que le costó a Dios el redimirnos de toda clase de necedad y hacernos dignos ciudadanos de su reino.

Andrés Stenhouse.